Elon Musk es un tipo a quien hay que tener muy en cuenta. Sólo tiene 45 años, pero ha vivido ya tantas experiencias que el más longevo de los empresarios del mundo. No tiene el sex appeal profesional de Steve Jobs ni ese toque de chicos inconformistas de los inicios de los fundadores de Google, Larry Page y Sergey Brin; ni el carácter contestatario-soñador con el que empezó el creador de Facebook, Mark Zuckerberg. Pero tiene un espíritu emprendedor, innovador, y rupturista -disruptivo se dice ahora- que lo coloca a su altura o por encima de ellos.Musk, de padre sudafricano y madre canadiense, es economista y físico, doctorado por Stanford. A los 10 años aprendió a programar por su cuenta y en 1995, con 24, fundó con su hermano y otros socios su primera empresa, Zip2, que se dedicaba al desarrollo y alojamiento de páginas webs. Funcionó tan bien que la vendió a Compaq en 1999 por 300 millones de dólares. Ese mismo año creó el sistema de pago electrónico, Paypal, que en 2002 fue comprado eBay por 1.500 millones, de los que le correspondieron unos 160 millones.Después fundó Tesla, el fabricante de coches eléctricos. Aquí sólo tiene pérdidas porque sus vehículos son demasiado caros y esa tecnología tiene que desarrollarse más en los vehículos y en las ciudades.

Pero hace quince días Tesla confirmó que el nuevo Model 3 saldrá al mercado en 2017 a un precio de 35.000 dólares. El impacto fue tal que los pedidos superaron las 275.000 unidades en las primeras 36 horas.Llegó Space X, empresa con la que pretende llevar al hombre a Marte. Sí, como lo leen. Space X ha logrado un hito también en las últimas semanas al conseguir por dos veces que un cohete de despegue vertical aterrizara sobre la superficie terrestre tras salir de la atmósfera. Un paso muy importante por el ahorro que supone la reutilización de esos propulsores. Space X también pierde dinero, claro, pero ya ha logrado algunos contratos con departamentos oficiales de Estados Unidos, entre ellos la NASA, que le ayudan a soportar las penurias.El último sueño de Musk, que empieza a ser realidad, es Hyperloop, un medio de transporte a caballo entre el tren y el avión. Se trata de un sistema de cápsulas que viajarán por un tubo con gravedad mínima a una velocidad de 1.200 kilómetros por hora. El proyecto ha generado dudas más que razonables en los expertos. Pero hace seis días, Hyperloop sorprendió a todos con el éxito de su primera prueba real: un prototipo con electroimanes alcanzó 170 kilómetros por hora sin ningún fallo. El objetivo de Musk es que en dos o tres años, Hyperloop cubra el trayecto entre Los Angeles y San Francisco en unos 30 minutos, por las casi siete horas en tren que lleva ahora.